¿Arte industrial crítico?

Animado por Paco y Pedro [anda que me tenéis contento] me acerqué al último día de la exposición del artista japonés Murakami [Tokio, 1963] en la Casa Asia un espacio que me gustó bastante aunque me esperaba, por su página web, algo cuanto menos más espacioso.

Murakami es toda una revolución en el arte japonés, se declara admirador de Bill Gates y trabaja para Louis Vuitton IMAGEN POST, además su compañía Kaikai Kiki Ltd realiza una producción industrial de su obra que vende en todo el mundo, desde sus dibujos hasta sus peluches, llaveros, comics o mini-muñecos. Entre sus curiosidades están que utiliza hasta 500 colores para realizar sus esculturas o que cuenta con los mejores artesanos litográficos de la tradición asiática.

En esta muestra presenta una serie de litografías [ver en web Casa Asia] llenas de color, de figuras aparentemente alegres aunque con gesto agresivo, florecillas sonrientes, personajes que podrían protagonizar cualquier serie infantil, mezcla de manga y anime, agrio sentido del humor...

Con todo esto pensaríamos que es un artista cuya obra nos acerca a la frivolidad, al mercado puro y duro pero si nos paramos a ver el documental que también proyectan en esta exposición nos damos cuenta que dentro de esta aparecente falta de reflexión de sus obras se esconde una dura crítica contra la sociedad japonesa actual es el fenómeno conocido como Superflat [Superplano]. Unos ciudadanos que se alejan de su identidad cultural, que desde la bomba atómica se han dedicado a construir personajes sonrientes para olvidar el pasado, que frivolizan con aquel acontecimiento sin hacer ninguna crítica.

Es un reflejo, en palabras del propio artista, de la felicidad vacía en la que vive Japón.