Cuando al arte le da por sudar

Revisando una serie de artículos de El País sobre el arte digital [La rebelión del arte 10/11/07] donde se habla de la importancia de las tecnologías en las creaciones recientes y la relación entre la ciencia y el arte, redescubro un concurso, Vida Artificial que promueve Telefónica [a veces hacen cosas decentes], al que había perdido la pista y estoy totalmente alucinado de su evolución desde sus inicios hasta la actual edición [la 10.0 de la que entregan los premios este fin de semana].

Creo que muchos recordamos esa pieza que salió tanto en televisión, una especie de volcán, especie de barriga gigante que era un alucinante robot táctil que suda es la pieza Alexjtimia [2006] de Paula Gaetano IMAGEN POST. Así como una planta cuyo sistema de riego está conectado a un aparato que envía las cotizaciones de bolsa de una empresa, así recibirá más o menos agua en función de los buenos resultados económicos, es la pieza Spore 1.1. [2004] de SWAMP. O un robot conectado a la red, que analiza y da una expresión emocional a los contenidos del correo electrónico, es la obra Office Plant [1999] de Marc Bohlen.

Estas son algunas muestras que se pueden revisar en web del concurso, la verdad que tienen una documentación extensa y minuciosa, acompañada de imágenes de los ganadores de las 10 ediciones celebradas.

Es innecesario comentar que a estas alturas la relación entre tecnología y arte es obvia, y diría que inseparable. Como siempre, surge la frágil línea entre si estas propuestas son arte, son tecnología, son experimentos científicos, etc. ¿Y no pueden ser todo a la vez?